6.4.10

Un grito de amor

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(Sakutaro y Aki - 16 años)

- Es que me gustaría casarme contigo pronto
- A mi también -dijo ella con sencillez.
- Porque quiero estar siempre contigo.
- Y yo.
- Y si los dos queremos, ¿por qué no puede ser?
- Cómo te pones, así, de repente.

[...]

- Una persona, en la sociedad, desempeña una determinada función de acuerdo con su capacidad. Y el dinero es su recompensa. Ahora, piensa en una persona que tenga la facultad de enamorarse de alguien. ¿Qué habría de malo en que le pagasen si esa persona se enamorara valiéndose de las facultades que tiene?
- No lo sé. ¿No será que algo no vale si no es útil para todo el mundo?
- Pues yo pienso que enamorarse es lo más útil que hay.
- ¡Y yo estoy pensando en casarme con un tipo que dice los mayores despropósitos del mundo y se queda tan tranquilo!
- Por más que diga, la mayoría de la gente no piensa más que en sí misma -proseguí-. Con que yo coma bien, vale. Con que yo pueda comprarme lo que quiera, vale. Pero enamorarse de alguien significa pensar primero en el otro. Si yo sólo tuviera un poco de comida, querría dártela a ti. Si tuviera muy poco dinero, antes de comprarme algo que me gustara a mi, te lo compraría a ti. Y, sólo con que tú me dijeras que estaba bueno, ya se me quitaría el hambre y, si tú estuvieras contenta, también lo estaría yo. El amor es esto. ¿Crees que hay algo más importante que eso? A mi no se me ocurre ninguna otra cosa. Las personas que encuentran dentro de sí mismas la facultad de enamorarse hacen un descubrimiento más importante que los que han ganado el Premio Nobel. Y si no se da cuenta, o si no quiere darse cuenta, el ser humano es mejor que se extinga. Que haya una colisión con un planeta, o algo por el estilo, y que desaparezca pronto...

- ¡Saku-chan! -Aki dijo mi nombre con la intención de calmarme.

- ... y las peronas que, sólo porque tienen dos dedos de frente, se creen mejores que los demás, esos son unos imbéciles...

- ¡Saku-chan!

La segunda vez que me llamó, cerré, finalmente, la boca. El rostro de Aki, con su sonrisa un poco cohibida, estaba muy cerca del mío. Ladeó un poco la cabeza.

- ¿Nos besamos? -dijo.

-Un grito de amor desde el centro del mundo, Kyoichi Katayama-

4 comentarios:

  1. Me leí este libro el año pasado y me gustó muchísimo, tenía tantísimo sentimiento que aún me siento como si estuviese allí en medio, viviendo la historia.

    ¡Un beso!

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  2. Yo lo acabo de terminar y este pasaje me encantó. Una historia muy inocente, tierna y también triste :-)

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  3. Waaa...
    Yo no sabía de ese libro, pero lo meteré en el carro de los títulos por leer.
    Tomo nota!!


    =)

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  4. nunca me había planteado leer un libro de un autor oriental.. :)

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