15.6.10

Donde sigue estando preso el corazón

Qué dulce es el veneno que engancha sin matarte
qué fácil ser su adicto y no enterarse
qué fácil es perderse ahí en sus tremendas calles
es como un clavo ardiendo donde agarrarse
Pero quién pagará las rondas de amor
quién paga los cristales
quién quiere más espinas pa su dolor...


– No me digas que esa es el amor de tu vida –dijo enfadada mientras se giraba para encararlo–.

Él se presionaba el puente de la nariz con el índice y el pulgar tratando de controlar su genio, pero se lo estaba poniendo difícil. Había sacado el único tema que él consideraba intocable desde que ella se fue: su relación. Y no pudo más que reprocharle su actitud en el pasado para defenderse. Aunque tampoco pudo evitar la declaración directa que escapó de entre sus labios...

– No. ¡Tú lo eras! Pero igualmente te fuiste a la Toscana detrás de aquel italiano presumido. Y, sinceramente, no sé cómo acabaría lo vuestro pero, por lo que vi, tú la lengua italiana la manejabas muy bien –contraatacó irónico–.
– ¡No seas cínico! Ahora es cuando me dices que no podrás enamorarte nunca más. ¡Ja!
– Puedo intentarlo... –le respondió con aquel tono seductor y su pícara sonrisa.

Aquello era lo que les encendía: discutir.
Ya no existía distancia que los separara, aunque él aún parecía debatirse en su interior por tocarla o no hacerlo. La tenía tan cerca que apenas tenía que extender el brazo, pero el perfume que ella desprendía a ese nivel era tan seductor que le nublaba los sentidos. Ella parecía tener el mismo problema. Ambos estaban de pie en aquella habitación mirándose fijamente sin decir una palabra. A punto estuvo él de acariciarle la mejilla cuando ella reaccionó decidida:

– Pues entonces quiero que te enamores de mi de nuevo –le reclamó ella como una niña pequeña que quiere un juguete nuevo–.
– No seas caprichosa –susurró sonriendo mientras se abalanzaba sobre ella y la abrazaba posesivo–.
– Pero yo te quiero y a tí te gusta –rebatió orgullosa–.
– Lo sé... no tenemos remedio...

Lo que siguió después fue el encuentro más intenso que ambos recuerdan y es cierto: no hubo nunca una reconciliación como aquella.

- Texto: Duna Loves
- Música: El hombre gancho

10 comentarios:

  1. Tienes magia en los dedos. Tus textos desprenden trocitos de sueños perdidos, te lo juro, podría decir que uno de ellos me rozó cuando estaba leyendo, salió disparado, tan rapido, o más aun, que la luz.
    De verdad, tienes algo que hace que se te metan hasta dentro los sentimientos que desprenden las letras cuando lo lees.

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  2. Me encanta la ironía de este relato. Tus escritos son geniales, en serio.

    Me quito el sombrero :)

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  3. (: Y se deshicieron en pasión, y asi todos los dias, discutiendo para luego amarse como nunca.

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  4. precioso relato, tienes mucho talento en verdad :}
    Besos n.n

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  5. Parece que, al fin y al cabo, las parejas que discuten más que hablan acaban siendo las más intensas :)

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  6. Las reconciliaciones es lo que tienen: siempre son algo positivo...

    (excepto cuando se convierten en una costumbre)

    Beso!

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  7. Muy buenos todos tus textos, me estube leyendo un par, ya que me aburro mucho y me re colgué leyendolos,. Un beso inmenso y re lindos.

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  8. Las reconciliaciones son extremadamente maravillosas (L

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¿Añades un remiendo? :)