– "Martín" –leyó en voz alta y acarició las letras para asegurarse de que realmente su nombre estaba allí, en aquella casa, en una nota doblada que se imponía sobre un montón de correspondencia abandonada. Finalmente la desdobló:
"Martín, ésta es la cuarta mudanza de corazón que hago. Puede que no reconozcas nada, pero hay sentimientos que siguen estando en el mismo lugar. Este sitio no es tan grande como parece. Si has pasado de la entrada –Martín avanzó entonces hasta la sala principal– te habrás dado cuenta que tiene vistas al mar. Eso es para desaguar las lágrimas con mayor facilidad. Y el centro es luminoso y amplio con espacio suficiente para almacenar toda la esperanza del mundo. Dicen que es lo último que se pierde".
Martín se asomó tímidamente a la terraza, volvió a entrar y recorrió la sala con la mirada. Las paredes estaban llenas de notas escritas a mano. Y nada más. Siguió leyendo:
"Pero tu destino es otro. Busca la habitación <<Te quise hasta los huesos>>" –Martín empezó a buscar con la emoción del niño que busca un tesoro, se plantó enseguida ante aquella puerta y la abrió. Hasta entonces no se había dado cuenta que tenía el corazón latiéndole en los oídos y que su respiración era algo superficial. Estaba nervioso, ansioso... asustado. La habitación estaba llena de fotografías, de mensajes de texto, de ositos de peluche, de estrellas, de picnics en el parque, de amaneceres rojos, de cama compartida...–.
"Cuando, entre todos aquellos recuerdos felices, encuentres un pequeño corazón astillado, dirígete hacia la cocina. Justo al lado está el cuartillo de los remiendos. Antes de marcharte deja tu perdón en el buzón. Gracias.
PD.: Si tu solicitud es aceptada, el cartero te hará llegar una notificación firmada por mi para volver a intentarlo".
Martín siguió las instrucciones al pie de la letra. No tardó demasiado y dejó la casa tras de sí con una sonrisa esperanzada. Su perdón decía:
"Todo terminó. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba solo. El amor es una montaña rusa y ahora sé que el asiento quiero compartirlo contigo. Always startin over but somehow I always know where to begin..."
-Texto: Duna Loves
- Música: My morning jacket
:) así es como una montaña rusa (L) muy lindo tu relato.
ResponderEliminar"Todo terminó. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba solo. El amor es una montaña rusa y ahora sé que el asiento quiero compartirlo contigo. Always startin over but somehow I always know where to begin..."
ResponderEliminarEs que me encanta. Escribes realmente muy bien.
Preciosa historia!
ResponderEliminarMe gusta el nuevo aspecto del blog :)
Una búsqueda del tesoro de lo más encantadora. Martín me encanta de los pies a la cabeza.
ResponderEliminarUn muá(h) y un sugu de cereza!
una montaña rusa que sa muchas vueltas...
ResponderEliminarme ah encantado =)
Espero que a ella no le den miedo las montañas rusas :)
ResponderEliminarMe encanta como escribes ^^
a mi también se me acelero el corazón un poco mientras leia!
ResponderEliminares precioso :) el viaje no sería igual si no tuviésemos a alguien que nos cogiese de la mano en esas bajadas y subidas de vértigo
ResponderEliminarmua!
que precioso, el relato me ha emocionado mucho :) Me pregunto que habrá hecho Martín para que tenga que disculparse.
ResponderEliminarbesos!
¡Adoro esa canción! La conocí en alguna película y desde entonces está en mi biblioteca del iTunes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, de verdad!
ResponderEliminar-Espérame en Siberia, creo que sonaba en la peli ElizabethTown
me encanto
ResponderEliminarnuevas oportunidades, que bien suena eso :) Y que bien lo has escrito te ha quedado impresionante!
ResponderEliminarEncantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Por Dios!! que bonito!!!! viva tu imaginacion!! Gracias por estas historias.
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