Había sido inesperado, improvisado, como las mejores cosas. Suave, dulce, posesivo, incluso un poco salvaje. Cálido. Breve para su gusto. Pero, sobre todo, había sido intenso. Tanto, que todavía sentía esa electricidad bailándole en los labios...
– ¿Y esto? –dejó escapar Amanda cuando recuperó el aliento–.
– No podía no besarte.
– Es la mejor excusa para robarme un beso que me han dado nunca.
Texto e imagen: Duna Loves
También en Facebook
¡Qué excusa más buena!
ResponderEliminarNo necesitamos más ;)
Eliminar