Están a punto de cumplirse 10 años de la historia de amor más inocente, pero también de la ruptura más infantil y cruel jamás contada. Quizá él no lo recuerde, pero yo sé que ella sí lo hace. Las mujeres siempre recuerdan mejor todas esas cosas: esa mirada diferente al resto, la ropa que vestía en la primera cita, el primer beso, casi robado, los primeros días juntos... pero sobre todo recuerdan el final con cada punto y cada coma. Y en esta historia no es una excepción. Cada palabra sigue siendo hoy una herida convertida en cicatriz que late bajo la caricia de unas manos que ya no son las mismas de entonces.
Entonces eran jóvenes e inocentes. Ella, rara y él... era él. Poco más de un mes les duró el amor, pero el tiempo no es una regla inamovible cuando sólo se tienen 15 años. Y, desde luego, no hay nada más cambiante a esa edad que los sentimientos. Los de él cambiaron de rumbo pronto, como una veleta. Y ella perdió la voz al otro lado del teléfono cuando se dijeron adiós. Lo primero que se le pasó por la cabeza a ella en aquel momento es que nadie debería sufrir una ruptura telefónica. Esa sí que debería ser una regla escrita en piedra. Después, puso su corazón en cuarentena durante una larga temporada y él desapareció para siempre.
Entonces eran jóvenes e inocentes. Ella, rara y él... era él. Poco más de un mes les duró el amor, pero el tiempo no es una regla inamovible cuando sólo se tienen 15 años. Y, desde luego, no hay nada más cambiante a esa edad que los sentimientos. Los de él cambiaron de rumbo pronto, como una veleta. Y ella perdió la voz al otro lado del teléfono cuando se dijeron adiós. Lo primero que se le pasó por la cabeza a ella en aquel momento es que nadie debería sufrir una ruptura telefónica. Esa sí que debería ser una regla escrita en piedra. Después, puso su corazón en cuarentena durante una larga temporada y él desapareció para siempre.
-Texto: Duna Loves-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Añades un remiendo? :)